MALAGRADECID@ CON LOS POLÍTICOS 1


MALAGRADECIDO CON LOS POLÍTICOS primera parte

Un empleo público o privado no es para resolverle problemas a quien lo ocupe sino para que su ocupante le brinde un servicio a la sociedad con la mayor vocación y calidad

Hace poco un extraordinario ex funcionario público dijo que todo funcionario de los últimos 10 años tiene algo que agradecerle a Leonel o a Danilo.

En el primer día de labor en uno de mis empleos públicos mi jefe y amigo quien me había conseguido el empleo me soltó de sopetón que lo peor de un ser humano es ser malagradecido. Le dije te responderé a eso esta misma semana. Así lo hice

Le expresé que yo debía entender que me había elegido para el puesto porque no había encontrado un técnico mejor que yo para la posición. Que si me había elegido porque éramos amigos, tenía 6 hijos, era pobre y venía de un empleo malo, que me lo dijera porque si era así iba a renunciar de inmediato. Sólo Dios sabe las consecuencias que podía tener el abandono de aquel empleo para mi familia.

No me contestó ni una palabra y no renuncié. A partir de ese momento quedó claro que nadie podría manipularme o esclavizarme sobre la base de mis necesidades o los servicios que recibiera. A mis jefes de alguna manera les hacía saber que era capaz de morirme de hambre sentado ante su escritorio.

Esa cultura que llamo “Mercado del Agradecimiento” es uno de los pilares de nuestro atraso como sociedad que ya nos conduce a la desaparición de toda fuente de vida en esta tierra. Observe la depredación y amenazas que sufren bosques, montañas, ríos y otros.

Para las elecciones de 1978 en las que se enfrentaron el Partido Reformista con Balaguer en el gobierno y el PRD, éste creó el slogan: Le cogemos la fundita y no somos reformistas”. Con ese slogan el PRD le dijo en otras palabras al pueblo que no agradeciera nada que recibiera de los políticos. ¡Ah! El PRD ganó esas elecciones.

El pueblo elige al o la presidente con el supuesto criterio de que entre quienes aspiran al cargo la persona elegida es la más apropiada para dirigir las tareas de gobierno de la nación. Con ese mismo supuesto criterio actúa para elegir a quienes ocupan todos los demás cargos del congreso y los ayuntamientos.

Por su labor el o la presidente recibe un salario y el reconocimiento o rechazo de la nación a sus ejecutorias. Ahora bien, ¿Es un favor que el pueblo le hace a quien elige como presidente? ¿Es un favor que el o la presidente hace cuando nombra un funcionario, cuando construye algo o cuando le da un día una cajita de comida a alguien que pasa hambre todo el año?


Yo digo que esos no son favores. Verá más detalles en el artículo “Mercado del Agradecimiento”

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